Sus obras son conocidas por sus imágenes consternadoras.
Su obra fotográfica (que se reflejaría también en sus pinturas) reflejaba rostros arrugados, paisajes y objetos con texturas agitadas. Su fotografía además describía imágenes inquietantes, tales como muñecas mutiladas con sus caras arrancadas, retratos de personas sin rostro o con la cara envuelta en vendajes.
Una vez empezó con la pintura, se dedico a ella a tiempo completo.
Su personalidad alegre y con gran sentido del humor contrasta con su siniestra obra.
“Deseo pintar de la misma forma como si estuviese fotografiando los sueños” decía.
Con sus oleos y con música clásica, se embarcaba en su mundo perturbador, al que ni el encontraba sentido. Nunca puso nombres a sus obras.
El final de su vida lo envolvió la tragedia.
Primero murió su esposa, un año más tarde su hijo se suicidaba y fue él quien hallo el cadaver.
Encontró su fin por menos de 100$. El hijo del portero del edificio le pidió dinero, este al negarse, recibió 17 puñaladas.
Escrito por Daciana Bratovich para Revista Vaulderie
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